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FORO DE FLORIDA o alguien conocido de la secundaria, pero nunca, o casi nunca, después de terminar la escuela, vinieron a mi cocina. Estábamos separados desde la puerta de la escuela. Entonces, en realidad él no sabe cómo era para mí salir de mi casa, de la escuela y volver a Harlem. No sabe cómo viven los negros. Y es una gran sorpresa para los hermanos Kennedy y para todos en el país. Nuevamente, estoy seguro, de que, como la mayoría de blancos estadounidenses que conocí, no tienen juegos Seguro no tienen nada contra los negros, ese no es en realidad el problema. El problema es la apatía y la ignorancia, que son el precio a pagar por la segregación, es lo que significa. No sabes lo que pasa del otro lado porque no quieres. De algún modo viví, en esos años, sin darme cuenta de ello, la gran esperanza negra del gran padre blanco. No era racista o, al menos, así lo creía. Malcolm era racista o, al menos, así era considerado. De hecho, sólo estábamos atrapados en la misma situación. Dile eso a mi hijo en la noche, cuando lo acuestes en el sillón a dormir. UN LUNAR EN EL SOL DE LA OBRA DE LORRAINE HANSBERRY Dile en la mañana, cuando su madre sale de aquí a cuidar a otros niños. Dímelo a mí cuando queremos cortinas y sales a trabajar a la cocina de alguien más. Lo que quiero es un futuro. Ser capaz de ponerme frente a mi hijo como mi padre nunca pudo hacerlo conmigo. Ahora debo hablarles de la famosa reunión con Bobby Kennedy. Lorraine Hansberry no sería mucho más joven que yo ahora si estuviera viva. Cuando fue la reunión con Bobby Kennedy, ella tenía años. Esa fue una de las últimas veces que la vi viva, y murió a la edad de años. La extraño mucho. A la gente se le olvida qué tan jóvenes eran los demás. Bobby Kennedy, por poner otro ejemplo, tenía años. Queríamos que le dijera a su hermano, el presidente, que personalmente escoltara a la escuela ese día o el siguiente, a una pequeña niña negra, que ya estaba agendada para entrar a la escuela Deep South. “De esa manera”, dijimos, “será muy claro que quien le escupa a esa niña le estará escupiendo a la nación”. Él tampoco lo entendió. “Sería”, dijo, “un gesto moral insignificante”. “Nosotros quisiéramos”, dijo Lorraine, “un compromiso de su parte”. Se sintió insultado, parecía que sentía que había perdido su tiempo. Lorraine se sentó y vio todo lo que pasó. Miró a Bobby Kennedy, quien, tal vez por primera vez, la miró a ella. “Pero estoy muy preocupada”, dijo ella, “por el estado de la civilización que provoca esa fotografía del policía blanco parado sobre el cuello de la mujer negra de Birmingham juegos Luego ella sonrió. Y me alegra que no me haya sonreído a mí. “Adiós, Sr. fiscal general” dijo. Se dio la vuelta y salió del cuarto. Y después, escuchamos la noticia. Muere Lorraine Hansberry, , autora de ‘Un lunar en el sol’ La última vez que vi a Medgar Evers, se detuvo en su casa camino al aeropuerto para que les autografiara mis libros a su esposa, a sus hijos y a él. Recuerdo a Myrlie Evers parada afuera, sonriendo, y diciéndome adiós. Medgar manejó al aeropuerto y me puso en el avión. Meses después,