Faster Santa Rider

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Van a poner las bebidas a mi cuenta. Hay algunas lagunas en mi memoria, que dicen que es común cuando has tenido lo que se llama un evento. Por ejemplo, no recuerdo de dónde venía cuando entré en mi edificio. Sólo que mi portero, Reggie, dijo que tenía paquetes para mí. Creo que tengo algunas cosas para usted en el cuarto de paquetes. Se las subiré. Gracias. Era la primera noche de dos semanas libres para Navidad y Año Nuevo. Y mi plan era tomarme un baño y tratar de no consumir drogas. Reggie vino con mis paquetes. Lo siento, está equivocado… ¡Espera! Espera un segundo, tengo que… Ni un sonido. ¿Me entiendes? Tengo dinero. Todo es en efectivo. ¿Dónde? En la caja fuerte. ¿Dónde está? En el armario. Muéstrame. Pon el dinero y las joyas en la bolsa. Las barras de oro también. Vamos. Abre tu boca. Abre tu boca. No fue una oferta. No fue una sugerencia. Este será tu único recordatorio. Tu madre vive sola en Telluride, Colorado. ¿No? ¿No? ¿No, Molly? Ya no vive allá. Sí vive allá. No pude llamar a un doctor ni ir a Emergencias. Me mirarían y llamarían a la policía. Mis ojos estaba hinchados y negros. Mis labios tenían cortes y sangraban. No podía sentir mi rostro. Pat había arreglado la reunión. Y por medio de él fue que supieron dónde vivía. Me quedé en mi apartamento por dos semanas esperando que mi cara sanara. Y esperando la llamada que sabía que vendría. Pero no llegó. Dónde estaba la llamada de John G. “Entonces, ¿tal vez cambiaste de opinión?” Después de diez días abrí mi puerta principal por primera vez. La gente regresaba a la ciudad después de Año Nuevo en Cabo y San Bart’s y South Beach. Mi teléfono estaba explotando con: “¿Cuándo es el próximo partido?” Pero nada de John G. Y luego, justo ahí en primera plana del New York Times de hace días… “Cerca de arrestos en redada de la mafia.” Estos tipos o estaban pasando desapercibidos o debían estar en custodia. A veces Dios actúa rápido. Mi cara había sanado lo suficiente para que un poco de maquillaje escondiera los moretones que habían quedado. Monté una semana de juegos.