Fast Weesix
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La individualidad simplemente no existe. Me sentí muy solo. Pasaba la mayor parte del tiempo en la biblioteca leyendo la revista sobre Tahití de National Geographic. Me embelesaban las expresiones de sus caras. Tenían caras descontroladas, sin expresiones cuidadas. Una bondad. Ahí es adonde quiero llegar, ahí es donde quiero estar. Cuando hice Motín a bordo, por fin tuve la oportunidad de ¡ir a Tahití! Me enamoré de Tahití. Era todo lo que había soñado, todo lo que esperaba que fuera. En cuanto decían “corten”, me quitaba la chaqueta, me sumergía en el agua y nadaba bajo los barcos y jugaba en la playa. El cielo No he visto un cielo igual. No hay palabras para esas puestas de sol. Dios mío. Solo estuve poco tiempo. Me desconcertaba cuando veía tahitianos, porque no comprendía en qué estaban pensando. Ver a tahitianos es como ver una ola, o el viento en la palmera, o la palmera por sí misma. Llevan sus tambores y sus faldas, y se ríen y bailan y beben y hacen el amor. Llenos de risa. Señor Christian. Satisfaga su lujuria en otro sitio.